En el actual contexto social peruano, donde la percepción de inseguridad ciudadana ha alcanzado niveles preocupantes —con un 75% de la población manifestando sentirse insegura al salir de casa, según Ipsos—, los centros comerciales enfrentan el desafío de consolidarse como espacios confiables, cómodos y seguros para sus visitantes.
La seguridad ha dejado de ser un atributo tácito para convertirse en un diferenciador clave en la experiencia del cliente. En ese sentido, desde la Asociación de Centros Comerciales y de Entretenimiento del Perú (ACCEP) se vienen impulsando iniciativas orientadas a elevar los estándares en esta materia. Entre ellas, destacan la incorporación de nuevas tecnologías como cámaras de reconocimiento facial, sistemas de monitoreo en tiempo real y plataformas de análisis de comportamiento mediante inteligencia artificial, que permiten anticipar comportamientos inusuales y tomar medidas preventivas de manera más eficiente.
De igual forma, se viene trabajando en la integración de sistemas de control de acceso más sofisticados, incluyendo soluciones biométricas, que permiten identificar con mayor precisión a los usuarios, proveedores y personal de servicio.
En paralelo, se ha fortalecido la articulación entre el sector privado y las entidades gubernamentales. Tal como lo señaló José Antonio Contreras, gerente general de ACCEP, actualmente se encuentra en etapa final un programa conjunto con el Ministerio del Interior, que busca optimizar la coordinación entre la Policía Nacional del Perú y las unidades de seguridad privada de los centros comerciales.
Estas acciones se orientan a que los centros comerciales no solo sean espacios de consumo, sino también entornos donde las familias puedan reunirse, disfrutar y compartir de manera tranquila, con la confianza de que su bienestar es una prioridad.
Más allá de responder a una coyuntura específica, estas estrategias reflejan un cambio estructural en la gestión de los centros comerciales en el país, quienes comprenden que la seguridad —al igual que la sostenibilidad o la innovación— es un componente esencial de su promesa de valor ante una ciudadanía cada vez más exigente y consciente.